DE
ENRIQUE LOPEZ ALBUJAR
Se
considera que esta obra publicada en 1920, contiene lo mejor de la obra del
peruano; no existe prácticamente ningún aspecto relacionado con los aspectos de
justicia, venganza, crimen y costumbre del indígena, que no hayan servido como
tema generador de un relato; lo vemos en su cuento “El Campeón de la muerte”.
Las condiciones raciales y ciertos rasgos del espíritu de los quechuas están relatados en Hushanan Jampi; allí se mezcla también la crueldad, la astucia y el misterio. También encontramos cuentos heroicos como El hombre bandera, generado a partir del conflicto entre Perú y chile (1879-1883). Son relatos de tipo social: la mula de taita Ramón, Cachorro de tigre y Julio Zimmens; narrados todos ellos en una prosa lucida y directa, con gran riqueza expresiva y una elevada dosis de recursos de tipo descriptivo. Cierra el texto un cuento dramático titulado Como habla la coca en el que se narra la lucha que establece un hombre que quiere vencer el hábito de la coca, pero que muere en el intento.
Sin
lugar a dudas el relato que más vale destacar, no solo por su temática y
recursos expresivos, sino también por los electos de ficción que presenta no es
otro que Los tres jircas. Narra la historia de cómo Maramba, Rondos y
Paucarbamba llegaron a convertirse en los tres inmensos cerros que dominan la
región de Huanuco en la actualidad. Con gran maestría en el manejo de los
planos descriptivos se inicia el relato caracterizado por separado a cada
cerro:
Marabamba
es a la vez triste y bello, con la belleza de los gigantes y la tristeza de las
almas solitarias…Durante el día, en las horas de sol, desata todo el orgullo de
su fiereza, vibra, reverbera, abrasa, crepita.
“Rondos
es el desorden, la confusión, el tumulto, el atropellamiento de una fuerza
brutal que odia la forma, la rectitud, la simetría…”
“Paucarbamba
no es como Maramba, ni como Rondos, talvez porque no pudo ser como este o
porque no quiso ser como aquel. Paucarbamba es un cerro áspero, agresivo,
turbulento, como forjado en una hora de soberbia.
Pillco
refiere el autor como los tres cerros que fueron en un comienzo tres guerreros
que pretendían el amor de Cory Huayta, hija de Pillco-Rumi. Cacique de los
Pillcos.
Era
tan hermosa que despertaba la admiración de los guerreros y los deseos del
sacerdote Racucunca. Según la ley, la hija de Pillco-Rumi debía desposarse al
cumplir los dieciocho años, pero su padre, que la amaba tanto, consideraba que
ningún mortal merecía tal joya; pensaba que bien podía desposare con el dios
Pachacamac; asi que trato de burlar la ley, para lo cual se reunió con el
amauta, Rucucunca( el sacerdote) y quien manifestó que solo existían dos
posibilidades: sacrificar a Cory Huayta o dedicarla al culto del padre sol;
por
su parte, el amauta , que había adivinado los pensamientos de Rucucunca,
argumento que siendo la belleza un don tan fugaz, un hombre joven daría la
felicidad a Cory Huayta. Pillco-Rumi se sintió infeliz e invoco a Pachacámac
ofreciéndole a su hija, ya que su belleza no podía pertenecer a ningún mortal.
Aparecen entonces las tribus de los tres guerreros: Maray, de la tribu de los
pascos; Runtus, de la tribu de los huaylas y Páucar, de la tribu de los
pantaguas; venían a disputar la mano de Cory Huayta;
Runtus
era la vejes y la sabiduría, Maray era la fuerza y Páucar la juventud; todos
ellos se creían merecedores de la más bella de las doncellas quechuas. Sin
embargo Pachacámac el dios del sol acudió a la invocación que le hiciera
Pillco-Rumi y queriendo evitar una guerra que convenía más a supray, el
espíritu del mal, lanzo una montaña de nieve a Páucar y otra contra Maray y
ambos se detuvieron. A continuación y con un soplo lanzo de espaladas al
tercero de los guerreros, para luego clavar en uno de ellos una mirada que los
convirtió junto a su ejército en tres montañas gigantescas; finalmente, volvió
sus ojos a Cory Huyta y pronuncio la palabra “Huañucuy”.
Cory
Huayta cayó como fulmida por un rayo en brazos de su padre. La tribu
horrorizada corrió a refugiarse a otra region; allí se fundó una ciudad nombre
de Huáñucuy o Hua-nuco, en honor a la voz misteriosa que el dios del sol
pronuncia.
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