LOS ESCOLEROS
DE –(JOSE MARÍA ARGUEDAS)-
Los escoleros
son los escolares de la
comunidad de Ak’ola. El relato empieza presentando a tres de ellos: Bankucha,
Juan (Juancha) y Teófanes (Teofacha). Bankucha es el mayor y el cabecilla de
todos; los demás lo ven como ejemplo y tratan de imitarlo. Todos son muchachos
de entre 12 y 14 años. Teófanes es huérfano de padre y vive con su madre;
juntos crían una vaca lechera llamada la Gringa, que es su tesoro más preciado;
la llamaron así por ser de pelaje blanco. Es la mejor vaca del pueblo, lo que
provoca la envidia del hacendado don Ciprián, dueño del distrito, quien ofrece
por ella mucho dinero, siendo rechazada su oferta por la viuda.
Juan es hijo de
un abogado que trabaja para don Ciprián, y temporalmente se halla alojado en la
casa-hacienda, porque su padre se hallaba de viaje; allí es testigo de la
violencia de don Ciprián contra su propia familia y subordinados.
Juan teme la
venganza de don Ciprián contra la Gringa, pero junto con Teófanes y el resto de
los escoleros promete defender a la vaca, a la que querían como a una madre. A
pesar de ser mestizo Juan se siente más identificado con los indios. Un día don
Ciprián se ausenta, diciendo que iría a requisar los «daños», es decir ganado
que invadía sus tierras situadas en la puna (región alta).
Esos días de
ausencia del malvado patrón fueron de felicidad para los habitantes del pueblo;
la patrona (esposa de don Ciprián) organiza una reunión en la casa-hacienda, donde
los indios cantan y bailan. Otro día Bankucha y el resto de escoleros se
dedican a amansar chanchos en la plaza del pueblo que luego trasladan al
chiquero. Hasta que una noche retorna el patrón y Juan ve de lejos que trae un
animal blanco, presintiendo que es la Gringa. Al principio no quiere creer que
don Ciprián se atreviera a entrar como ladrón a corral ajeno, pero al día
siguiente confirma su temor.
Teófanes y su mamá van a reclamar al patrón, pero
éste les exige 20 soles de compensación pues aducía que encontró a la vaca
pastando en sus tierras, lo cual era falso. La viuda lo desmiente y llena de
ira insulta al patrón. Luego, por intermedio de Juan, don Ciprián le ofrece 80
soles como pago por la vaca, reconociendo que, efectivamente, lo había sacado
de su corral, pero que lo hizo por no aceptar el hecho de que siendo la mejor
vaca del pueblo no fuese suya; en caso de no aceptar su oferta amenaza con
llevarla al matadero, en la costa. Pero la viuda rechaza tal oferta y vuelve a
injuriar al patrón.
Fuera de sí, don Ciprián va al corral, saca su revólver y
dispara dos tiros en la cabeza de la vaca, ante el estupor de Juan, que abraza
el cuerpo muerto del animal y llora inconsolablemente. Ese mismo día, Juan y
Teófanes son llevados a latigazos a la cárcel, donde lloran largo rato hasta
que el sueño los vence. El patrón vivió por algún tiempo más, sin que nadie
intentara frenar sus abusos, hasta que murió de viejo. Pero el odio de los
indios hacia sus explotadores continuó, acrecentándose día a día, sin poder
hacer nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario