DIAMANTES Y PEDERNALES
Los sucesos transcurren
en Alk'amare, un barrio en la capital de una provincia de la sierra
peruana, donde cuatro personas foráneas entrecruzan sus vidas: el arpista
Mariano, el patrón don Aparicio, Irma la ocobambina y Adelaida la costeña
Mariano, un eximio arpista, a
quien la gente común lo ve como un upa o idiota por su carácter ensimismado,
llega al villorrio acompañado de su cernícalo (killincho), a quien llama
“inteligente Jovín”. Era originario de un pueblo frutero cercano, del que
partió instigado por su hermano Antolín, quien le aseguró que en la capital de
la provincia triunfaría pues los arpistas eran muy apreciados y solicitados.
En Alk'amare Mariano conoce a don
Aparicio, joven terrateniente que tiene bajo su mando a mil indios. Este
personaje era también foráneo pues provenía de Lambra, donde tenía latifundios.
Don Aparicio se siente fascinado por la música de Mariano y lo acoge,
tratándole de “don”, pero le obliga a que toque solo para él.
Don Aparicio es un enamorador
empedernido y seduce a muchas mujeres, siendo su preferida una mestiza llamada
Irma, natural de Ocobamba, a quien había raptado separándola de su familia. Sin
embargo, al llegar al pueblo la joven costeña Adelaida, don Aparicio queda
deslumbrado con la belleza de esta mujer, rubia y de ojos azules. Él asume que
lo que siente por Adelaida es amor, ya que ésta le genera un dolor que ni
siquiera la música de don Mariano logra calmar. Don Aparicio colma de regalos a
la recién llegada y de esta manera se siente con dominio sobre ella, aunque sin
saber para qué la quiere.
Todo ello entristece a Irma,
quien se había mostrado fiel al terrateniente. Celosa, trama un plan para
recuperar el amor de don Aparicio: lleva con engaños a don Mariano a su casa y
lo oculta. Cuando llega don Aparicio, Irma empieza a cantarle, siguiéndole don
Mariano con los acordes de su arpa, tal como habían acordado. Pero don Aparicio
se da cuenta de la presencia del arpista y se enfurece, pues considera este
acto como una traición. Don Mariano siente mucho pesar y espera al patrón en la
puerta de su habitación para pedirle perdón, pero don Aparicio no acepta sus
disculpas y le pide que se marche. Pero ante la insistencia de don Mariano, don
Aparicio pierde el control y lo lanza por la baranda desde el segundo piso
hacia el patio. Producto de la caída don Mariano muere.
Don Mariano es velado en casa de
don Aparicio y enterrado con una ceremonia digna de un comunero grande. Esta
muerte pesa mucho al joven terrateniente y sirve para que empiece a redefinir
su existencia disipada.
Personajes
Don Mariano, un indio, hábil arpista y cantante, a quien le dicen upa,
apelativo con el que en el habla quechua se designa al idiota o persona
abstraída, “el que no oye”. Siempre va acompañado de un killincho o cernícalo,
a quien llama “inteligente Jovín”. Natural de un pueblo frutero, se traslada a
la capital de la provincia donde es acogido por don Aparicio, fascinado por su
música.
Don Aparicio, mestizo, joven y corpulento, terrateniente del distrito de
Lambra, que se había instalado en la capital de la provincia. Es un cruel
abusador de los indios y un donjuán empedernido; seduce a innumerables mujeres
a quienes luego abandona.
Irma o la ocobambina, mestiza, natural de un pueblo lejano. Fue raptada por
don Aparicio, quien la convierte en su querida favorita. Ella le corresponde
fielmente.
Adelaida, una bella costeña, rubia y de ojos azules, que llega al pueblo
acompañada de su madre. Don Aparicio se enamora intensamente de ella aunque su
amor queda limitado a la manera platónica.
Don Félix, el mayordomo de don Aparicio.
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