La subjetividad de la belleza
¿Qué entendemos por belleza?
¿Realmente es bello lo que se dice bello?
Sabemos que la belleza es
algo subjetivo, dado que no hay una regla específica para determinar qué
características debe tener lo que se considere “bello” y al no haber un
parámetro general para medir la belleza, cada uno de nosotros juzgamos,
etiquetamos, valoramos y evaluamos si un objeto o persona posee ese don de
acuerdo con un criterio propio, incluso a una época determinada o a una
cultura.
Por eso afirmo que la
belleza es subjetiva, pues lo que puede ser bello para mí, no siempre resultará
bello para los demás, pues la belleza no está en los objetos sino en la mente
de quien los observa; porque hasta un objeto que por lo general no se considera
atractivo, puede esconder cierta belleza, sólo es cuestión de saber apreciarla.
La mayoría de nosotros
creemos reconocer la belleza, la comparamos con lo bueno, con todo lo que es
atractivo a nuestra mirada, con todo lo que produce una agradable sensación de
placer a nuestros sentidos, pero olvidamos que no todo lo que produzca deleite
tendrá un aspecto atractivo; desde luego que la mayoría de las veces buscamos
la belleza en la apariencia física de un objeto o de cualquier ser, sin pensar
que como su nombre lo dice, esto es simple “apariencia”.
Estamos acostumbramos
relacionar a la fealdad con todo lo malo, pero no siempre la belleza es visible
ante nuestros ojos, pues existen otras cualidades que pueden reflejar nuestra
belleza; no la belleza superficial, no aquella que puede percibirse a simple
vista, sino la belleza interior, aquella que se encuentra oculta y que sólo las
personas inteligentes son capaces de percibir, pues “la belleza, la verdadera
belleza, acaba donde empieza la expresión intelectual".
La intelectualidad es por sí
misma una forma de caricatura y destruye la armonía de cualquier rostro, pues
no puede dudarse que “el talento dura mucho más que la belleza”. Muchas veces,
nos aferramos a cosas superficiales, momentáneas, pasajeras y fugaces, cosas
que jamás podremos retener. Muchos de nosotros basamos nuestra felicidad en
cosas superficiales y no nos damos cuenta de que la apariencia del cuerpo no
siempre es la belleza del alma.
La gente dice a veces, que
la belleza es nada más superficial; puede ser. Pero es menos superficial que el
pensamiento. Para mí la belleza es la maravilla de las maravillas. Únicamente
las personas limitadas no juzgan por las apariencias.
El verdadero misterio del
mundo es visible….Muchos otros piensan que la belleza sólo puede percibirse a
través de los ojos; sin embargo, cuantas veces no hemos cerrado nuestros ojos
para ver lo bello, de esta manera, nuestros sentidos se vuelven más sensibles y
podemos percibir la belleza que pasa desapercibida ante nuestros ojos abiertos.
Aunque a la belleza y
juventud siempre se les ha relacionado, no significa que por no ser joven no
puedas ser bello, pues cada etapa de la vida tiene su propia belleza, sólo hay
que aprender a identificarla...
La belleza y la juventud no
son todo lo que nos hace valiosos; no negamos que de pronto en la sociedad en
que vivimos, belleza y juventud se convierten en nuestras cartas de
presentación y pueden abrirnos muchas puertas en todos los ámbitos, pero cuando
éstas se alejen de nosotros, esas mismas puertas que un día se abrieron,
podrían quedar cerradas para siempre, pues recordemos que nada es eterno.
Sin embargo, cuantas veces
no sucede que por no tener una apariencia bonita, eres rechazado, aislado,
marginado por la gente que está a tu alrededor y pierdes grandes oportunidades
por no ser atractivo, aun cuando tu talento está oculto tras un rostro no bien
parecido. Sin embargo, la belleza interior siempre intenta salir a la luz. No
se trata de convencer a quienes nos rodean que somos bellos, pero con nuestra
humildad, sencillez e inteligencia podremos mostrar a los demás que nuestra
capacidad no es menor que la de los demás.
La belleza es cuestión de
seguridad en sí mismo y aun cuando no se manifieste de manera visible, quien
posea la inteligencia podrá distinguirla con facilidad. Desde mi punto de
vista, las cosas que no podemos ver ni tocar son las cosas más bellas que
existen, como la vida, el amor, la felicidad… Todas ellas son un verdadero
arte, un arte que no puede ser comparado con ningún otro, en el que están
ocultos los más bellos sentimientos, las fantasías que se apoderan de nosotros
y que podemos hacer realidad a través de nuestra acción.
Así producimos algo que fue
visualizado y almacenado en nuestra inteligencia e imaginación, y ellas no son
otra cosa más que lo que uno es y que manifiesta nuestra belleza interior.
Fin
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