RESUMEN DE LA OBRA LITERARIA
("LOS INTERESES CREADOS")
Argumento
del libro "Los intereses creados"
de Jacinto
Benavente.
Análisis
de la obra.
Esta obra es una comedia de títeres en
dos actos, tres cuadros y un prólogo, que se representó por primera vez en
1907.
Con ella el autor quiso revivir el
viejo teatro, la farsa que reunía a todas las jerarquías sociales, igualándolas
con el mismo rasero.
Al igual que la comedia del arte
italiano, hace pensar y reír, deleita y estremece de ira, y debe tanto a la
improvisación como al estudio; farsa dirigida a todos los públicos, pues reúne
los pensamientos y sentimientos que exhiben sus personajes; es una farsa que se
acerca más a lo real, pues reúne más elementos fantásticos, odios, engaños,
pasiones, venganzas concebidas con la idea maquiavélica de alcanzar posiciones
elevadas, pues “es más importante crear intereses que afectos”.
La historia que se cuenta es la de dos
truhanes: Leandro y Crispín, quienes se presentan ante la hostería principal de
una ciudad imaginaria del siglo XVII, muy bien disfrazados, uno de amo rico y
el otro de criado. Intencionalmente se proponen hacer uso del ingenio y de la desvergüenza,
pues “sin ellos nada vale el ingenio”; con esto pretenden aliviar su carencia
de dinero y vivir a costa de los tontos de la sociedad.
Cerca de la puerta del mesón gritan,
tratan con arrogancia al hostelero, y obtienen obteniendo de él cuanto desean:
alojamiento y alimentación; utilizando un lenguaje confuso y ambiguo, le hacen
pensar que ellos pertenecen a la más distinguida nobleza y brindan su ayuda a
un poeta y a un capitán. Con los modos más impositivos y misteriosos consiguen
que Leandro enamore a la hija del opulento señor Polichinela, a quien conoce en
una fiesta nocturna.
Los dos pícaros llegan a formar en
torno suyo una red tan fuerte de “intereses creados” que, a pesar de que todos
los que los conocen saben de su insolvencia, nadie se atreve a negarles la
ayuda necesaria; por el contrario, los mismos acreedores se unen para conseguir
a Leandro la mano y dote de Silvia.
Lleno de escrúpulos, Leandro amenaza
con destruir el tinglado que armó el astuto Crispín; pero Silvia se interpone y
los salva de aquel enredo.
A la tesis materialista de los
intereses creados se opone la ejemplar y esperanzadora de la obra la Ciudad
alegre y confiada, que complementa la primera. La conclusión no puede ser más
acertada: los intereses son materia y, como tal, son efímeros y deleznables.
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