Árbol de invierno
Finalmente cayó mi última
hoja”, se dijo a sí mismo el árbol “Ahora mostraré mi cuerpo desnudo sin
flaqueza. Amaré con toda mi alma la última rama. La que se quebró cuando el
viento enfurecido vapuleó a su antojo. Tendré paciencia, porque ahora mismo me
siento vulnerable y débil a pesar de tener mis raíces bien enterradas en la
tierra. Al llegar la estación que se tiñe de blanco me muestro tal y como soy;
con mi corteza desquebrajada, mis gruesas y finas ramas...
Sentiré como el tímido sol
de este invierno calmará mis tristezas y mis males. Dejaré que el frío cortante
del aire que sopla al amanecer cure mis heridas abiertas. Confiaré en la tierra
que dará alimento a mi savia para que en la próxima primavera mis hojas vuelvan
a crecer con fuerza. Y sobre todo amaré. Amaré a cada pájaro que se pose en mí
a descansar, a cada gato que afile sus uñas en mi vieja corteza. A cada hombre
que repose su espalda en mi tronco para meditar. Porque si una cosa he
aprendido de éste mundo es que todos venimos de la misma madre. La madre
tierra. Y ella nos acoge a todos por igual.”
Fin
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