"TAITA DIOS NOS SEÑALA EL CAMINO"
DE (- FRANCISCO VEGAS SEMINARIO -)
Argumento
de "Taita dios nos señala el camino", libro de Francisco
Vegas Seminario.
Manuel Yamunaqué salió una mañana de
su rancho a huaquear. Era un jueves santo y la superstición de los indios de la
zona anunciaba que ese día emergían a la superficie de la tierra los huacos y
las momias de los antiguos cementerios incaicos.
Ya en la loma pelada empezó a dar unos
lampazos sin encontrar nada. El mediodía ya le anunciaba el almuerzo que le
prepararía su esposa, pero continuó escarbando la tierra hasta que su perro que
lo acompañaba se acercó al hoyo que había abierto y con sus uñas,
desesperadamente empezó a horadar la tierra.
Yamunaqué siguió el olfato del can con
su lampa y se encontró con un muerto. Exhumó el cadáver y al tratar de
identificarlo se dio con la sorpresa que era su hijo Juan, quien había
desaparecido hace varios días. Regresó a su casa con el cadáver al hombro,
comunicó el hecho a su mujer y decidieron darle cristiana sepultura.
En el velorio se acercaron los vecinos
y entre ellos el juez, a quien Manuel comunicó sus sospechas de que a su hijo
lo había asesinado "El Gringo", europeo propietario del fundo
"Arenales". Este no le hizo caso porque no había pruebas. El difunto
había vuelto al pueblo después de cumplir su servicio militar y obtener el
grado de cabo.
Al "Gringo" no le cayó bien el
muchacho por su libertad y desenvoltura, además de que la Juana le consideraba
su prometido. La muchacha despertaba la lujuria del extranjero que desde su
arribo había demostrado ser ambicioso, abusivo y ladrón.
Al llegar la noche del tercer día del velorio,
a la medianoche, se encaminaron al cementerio. Pusieron el cuerpo sobre el lomo
de una burra y se dirigieron al camposanto. El cortejo siguió al animal a una
altura del camino se desvió, Yamunaqué increpó que Taita Dios nos señala el
camino, sigamos.
De pronto, todo el cortejo se
encontraba al frente de la casa del "Gringo". Hubo un combate de
perros, luego también de hombres que finalmente concluyó con la muerte del
"Gringo". El cortejo se recompuso con tres muertos más y tomó la
verdadera ruta del cementerio.
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