viernes, 7 de diciembre de 2012

Rompe el silencio
Y Jesús le dijo: "vete tu fe te ha salvado y enseguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino" (Marcos 10-52). Hoy y en breve quiero hablarte de este hombre ciego llamado Bartimeo, el cual tuvo encuentro con Jesucristo cuando el maestro salía de Jericó. Dice la palabra de Dios que este hombre se encontraba a una lado del camino mendigando como consecuencia de su incapacidad física, le era difícil desarrollarse como persona y ganarse la vida como cualquier otro, no podía pescar, usar el molino o sembrar como la mayoría de los hombres, por lo tanto mendigaba buscando un poco de caridad entre la gente que escuchaba pasar. Aunque la palabra de Dios no nos enseña la causa de sus ceguera, lo que sí sabemos que este hombre lamentaba terriblemente su situación…
Quizás en su corazón el anhelaba poder contemplar el mar, poder ver el color de la flores, quizás anhelaba ver a los niños correr, echarse a la mar y navegar mar adentro o poner su mano en el arado e ir sembrando, pero después el mismo volvía y bloqueaba su imaginación con una palabra "estás ciego imposible para ti", pero esa tarde querido hermano sucedió un encuentro inesperado, un encuentro que cambió completamente la vida de este hombre. Dice la palabra de Dios que este hombre escuchó que nuestro señor Jesucristo pasaba por aquel lugar…
La fama de nuestro Señor se había extendido en gran manera, seguro sus milagros y maravillas habían llegado a los oídos de este hombre. Pudiéramos decir que al igual que aquella mujer con flujo de sangre lo había intentado todo y muchos le habían engañado, quizás muchos le habían jurado sanarlo y no lo habían conseguido. Pero cuando escuchó que Jesús pasaba -sin pensarlo- elevó su voz en busca de ayuda exclamando, ¡Jesús! ¡Hijo de David! ten misericordia de mí. Cuando hizo esto muchos de los que le rodeaban le reprendieron, le callaban, quizás diciendo "cállate para qué le hablas, para qué le molestas, para le buscas" ¡pobre ciego!
Este hombre tenía, querido hermano, dos opciones: conformarse con la vida que llevaba entre tinieblas y soledad, o buscar la ayuda de aquel que podía obrar un milagro en su vida y sin dudarlo nuevamente clamó a aquel que lo puede todo, ¡Jesús! ¡Hijo de David! ¡Ten misericordia de mí Jesús! ¡Ten misericordia de mí!
Dice la palabra de Dios que el maestro escuchó su voz y envió a sus discípulos a llamarle y ellos vinieron a él, le dijeron ¡levántate! ten confianza, te llama… Dice la palabra que rápido arrojó su capa y vino a Jesús y respondiendo dijo Jesús ¿qué quieres que te haga? y él le contestó "que recobre la vista". Bien querido hermano, joven, señorita, que hoy Dios me ha enviado con este mensaje hacia a ti con las mismas palabras que le fueron dichas a este hombre…
Hoy las repito a ti, ¡levántate! ten confianza, te llama y hablo a ti que por diversas circunstancias te encuentras a un lado del camino. A ti que quizás las situaciones que has enfrentado han menguado tu fe y tú visión espiritual se ha acortado. A ti que has dejado de orar, de ayunar, de leer la palabra como lo hacías antes. A ti que has frenado tu búsqueda para con Dios, a ti son las palabras que fueron dichas a este hombre, pero al igual que él tienes dos opciones: conformarte a la vida que estás viviendo, o romper el silencio y clamar a aquel que te puede ayudar. No hay nadie que pueda frenar lo que Dios puede hacer en tu vida…
Quizás las burlas, las quejas, las murmuraciones y las situaciones que enfrentaste en tu hogar. Quizás la enfermedad de un ser querido ha menguado tu fe, quizás caíste en pecado y has acudido a Dios a pedir perdón y Satanás continúa zarandeando tu mente, atormentándote y echándote en cara tu error. Hoy querido hermano tú puedes romper el silencio, decía el salmista "de lo alto vendrá mi socorro, de Jehová que hizo los cielo y la tierra", él puede sanarte nuestro señor Jesucristo aún sigue pasando por aquí, él quiere volverte la vista y que seas testigo de su poder y maravillas. Quizás muchos te han criticado por tu error, quizás te han echado en cara lo que hiciste, quizá te han condenado…
Hoy quiero decirte que aún la gracia y la misericordia de Dios no se han apartado de tu vida, él quiere levantarte. No quiere que sigas caminando a un lado del camino, él quiere darte una nueva visión fresca, que mires más allá de lo que ahora ves y como está escrito: "cosas que ojo no ha visto, ni oído ha escuchado, ni han subido a corazón de hombre, las cosas que Dios ha preparado para los que le aman" (1 corintios 2-9). Dios quiere que te levantes, que pongas manos a la obra y tomes posición en tus ministerios, que acciones los dones y talentos que él ha puesto en ti. Pero ahora con una nueva visión él te llevará a realizar cosas irrealizables para alabanza de su nombre, ¡vamos! ¡Atrévete en esta noche a romper el silencio! ¡Echa fuera todo lo que te estorba para venir a él, como aquel ciego arroja tu capa! ¡Echa fuera el rencor!, ¡el dolor! ¡Ya basta de vivir del pasado, de los recuerdos que te atormentan y no te permiten caminar!
¡Es tiempo de limpiar!, ¡renovar! ¡Restaurar!... De sanar el corazón, de clausurar ese capítulo de tu vida que te llevó a estar a un lado del camino. Hoy puedes empezar de nuevo, hoy Dios te brinda una nueva oportunidad, es el tiempo de romper el silencio, este es, ¡tu tiempo! es el momento de decirle al diablo "estoy derribado pero no destruido". Los acontecimientos a nivel mundial son una clara alerta a la predicación del evangelio, estamos en una guerra constante contra las fuerzas del enemigo y en tiempos de guerras no puede haber soldados en las trincheras…
Muchos dice que esto de buscar a Dios es cosa de ancianos, pero esta mentira diabólica queda derribada cuando jóvenes como tú se levantan llenos del espíritu a predicar el evangelio. Es el tiempo y el momento de romper el silencio, y predicar libertad a los cautivos… ¡Que Dios te bendiga!
fin

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