En busca de la fortuna.
Había una vez un chico llamado Rodrigo
quien soñaba con poseer algún día una gran fortuna.
De niño su mamá le enseñó a ganarse el
dinero por lo que siempre limpiaba los zapatos del colegio de él y sus hermanas
que quedaban brillantes y muy limpios.
Pero Rodrigo no se conformaba con las
propinas que ganaba en su casa, así que empezó su propio negocio vendiendo
limonada fresca en el mercado.
A Rodrigo le gustó mucho el dinero, le
gustaba comprarse las zapatillas de moda, ropa de marca y relojes finos. Poco a
poco fue creciendo pensando que la felicidad la conseguía solo teniendo lujos y
comodidades, trabajando todo el día para que no le faltara nunca su mundo de
fantasía.
Resulta que un día las cosas le
empezaron a ir mal y perdió todo lo que tenía, entonces tuvo que vender una
cadena de oro que su madre le había regalado con mucho amor.
Fue entonces que Rodrigo se dio cuenta
que ni los lujos ni las cosas materiales valen tanto como el amor de su familia
y empezó a darle más importancia a pasar más tiempo con sus padres y hermanas.
Al pasar los años Rodrigo aprendió su lección, el dinero no fue más para él lo
más importante en su vida sino el amor.
Entendiendo que la verdadera fortuna
es la que guardamos en lo profundo del corazón.
Fin
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